Vaya razón de ser de un continente;
donde la sangre se te prende al cuello,
para asi remitirte con un sello
postal, que nunca más borre tu frente.
Eres de aquella luz, viva, elocuente,
de donde nace el sol que nos abriga,
y yo tu pedestal, siendo tu amiga,
queriendo entre mis brazos retenerte.
Que magnitud hoy llevas con tu abrigo,
África sin cesar está contigo
y yo, jugando a ser tu acompañante.
Allí donde la sombra se entreteje,
el corazón humano se protege
de llevar el amor a lo distante.
viernes, 24 de julio de 2009
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